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BOLETÍN #2

Anotaciones, Mari Carmen Carrillo

En esta edición de FRONTERRA, la obra de Mari Carmen Carillo, Anotaciones, un cuaderno de escuela donde se escribe sobre temas a ser estudiados, sirve de prolegómeno para animarnos a leer de la mano de Gerardo Réquiz, el texto: Los exilios del ser hablante. Uno de los aspectos que sus letras sugieren elaborar, se refiere al problema que se le presenta a los sujetos que viven desinsertados toda su vida y hacen síntoma cuando se confrontan con la migración a otro entorno. 


En Raíces, Susana Strozzi transmite un valioso testimonio acerca de cómo pudo encontrar, gracias a la experiencia analítica, un saber hacer con una marca significante que -desde que migró de su país natal- la instaló en un borde cuyo recorrido afectó su vida.


El texto de Ramón Ochoa, Un arreglo singular; no solitario, invita a entrar en el terreno de la singularidad de los arreglos, que pone en juego lo que hará un parlètre con su goce, porque si bien el objeto se puede perder, el goce sigue existiendo por el hecho de tener un cuerpo. 

La migración confronta una perdida que estaría dada por la separación del sujeto con el Otro, similar a lo que vemos en la lógica de la alienación y la separación. Éste es el tema que desarrolla Betty Abadí, en su texto Arreglos y desarreglos singulares. El tiempo en la alienación y separación, en la Migración.

 

Gustavo Zapata los sorprenderá con una sutileza titulada: Las marcas de la migración – Te vas – Gaélica. Su texto comenta uno de los temas recientes de Gaélica, que fue recreado en el sutil trabajo de un video que les presentamos en esta edición; y que nos enseña de qué manera el artista le lleva la delantera al psicoanalista. Las letras de esta canción y el poema de Gabriela Rosas harán tejido con la entrevista realizada por Francisco Itriago a Addel Perdomo; autor del cartel que presentamos en la pasada edición: Frontera: el camino amarillo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Exiliados del cuerpo

 

La del cuerpo es seguramente la primera migración con efectos sintomáticos. El cuerpo es, inicialmente, un reflejo del exterior, por lo tanto, una imagen internalizada y acompañada de cierta tensión inquietante. Podemos estar en armonía con el cuerpo hasta que un cambio de ambiente convierte nuestras características corporales en marcas visibles de la diferencia. El sujeto, ahora en discordia con su imagen, se anticipa a una exclusión supuesta segregándose a sí mismo.

 

Exiliado del sexo

 

Exiliados de la naturalidad sexual, macho-hembra, propia de los animales, recogida por Lacan con la frase “No hay proporción sexual”, que estableció como la primera forclusión generalizada, la del Otro sexo. Una mujer se suma a la queja ya común de la falta de hombres en Venezuela, pero con una particularidad que expresa diciendo: “aquí no hay hombres que sepan qué es una mujer…no saben cómo tocar a una mujer…”. En la creencia de encontrar, en otro espacio, el hombre que sí sabría sobre el goce femenino, se lanza en una actuación que acaba en un despropósito.

 

Otras formas de vivir la exterioridad de lo interno es la extraterritorialidad: un arreglo para mantenerse adentro con un píe afuera. Cercana al tema de la inserción y la desinserción del hablante y próxima a los enganches y desenganches del Otro, introducidos por Miller con respecto a la psicosis ordinaria.

 

Hay sujetos que viven desinsertados toda su vida y hacen síntoma cuando se confrontan con la migración a otro entorno. Efectos variados se reportan: desde la búsqueda patética de reconocimiento, hasta ataques de pánico, precipitación de ideas persecutorias, desencadenamientos de psicosis compensadas. Igualmente, se observan entusiasmos frenéticos con expectativas irreales sobre el cambio de lugar con resultados desfavorables.

También sabemos que de la identificación con el objeto de desecho puede provenir la vivencia de exclusión que conlleva el riesgo de desencadenar el pasaje al acto o el acting out, como el suicidio o los actos violentos contra el mundo que supuestamente lo excluye.

Analistas posfreudianos, seguidores de la corriente de las relaciones de objeto, sostienen la existencia de un núcleo intrínseco en el ser hablante que nombran con el vocablo inglés self, a pesar de que la tesis freudiana propone lo contrario. Lacan extrema esta tesis cuando establece que el propio ser es el primer exilio del sujeto; de aquí en adelante sólo le queda el recurso de las identificaciones para decir ‘yo soy’. Los atributos del Otro vienen al lugar de un agujero estructural, ocasionado por la intervención del lenguaje en el viviente. Allí radica la clave del misterio y el fundamento de todos los exilios del ser hablante.

Los exílios del ser hablante

                                 por Gerardo Réquiz

Mi propio litoral, Alejandra Urdaneta
 Raíces


 

“La migración […] es un desarraigo forzado”.

G.Zapata, intervención en el marco  de la proyección de Princesse Marie, actividad

preparatoria  V Jornadas 2018 NEL/Caracas.  

 

“ […]…  para mí, los árboles tienen raíces, y los seres humanos tienen piernas. Lo cual es un progreso inmenso.”  

G.Steiner, Los logócratas, p.128

por Susana Strozzi
Scribbling Benchs, Pablo Reinoso

Dos citas, como cuerdas que se tensan,  una frente a la otra, y entre medio ¿qué? : un sujeto, si pensamos en la hiancia entre dos significantes que hace posible su  advenimiento. Pero, también, un parlêtre, ése que tiene un cuerpo donde todas estas cosas –una vida, sus contingencias– no dejan de resonar.  Contingencias que se escriben, en este caso, con un formato de letra que no aparece en el listado de Word: el formato migración.  

 

Nací en Buenos Aires, en el Hospital Francés. Francés era mi abuelo materno. Pero mi primer apellido es italiano, cargado de referencias históricas. Para dar peso y consistencia al mito individual del neurótico (1) , se agregaron otros rasgos: del lado paterno, el borroso origen portugués de mi abuela, de quien nunca se aclaró, además, si había nacido del lado argentino o uruguayo del mapa. Del lado materno, mi Abuela (con mayúscula) ingeniosa, cautivante, con sus sombreros, sus bisuterías, la piel de zorro para abrigar el cuello en invierno… Sus padres eran españoles, de origen modesto. De él,  –asturiano, marinero y muerto joven– no recuerdo haber visto imagen alguna. A la bisabuela –con su larga trenza gris enrollada a la manera campesina– la conocí; vivía con uno de sus hijos menores y su familia. Un círculo más distante y ajeno.

 

Eran tiempos de guerra y de postguerra. Las revistas –en francés y en español– fijaron imágenes y titulares, como el de una serie de reportajes que un periodista inglés, vinculado al British Council, publicaba semanalmente en El Hogar (2) : “Todos los caminos conducen a … Buenos Aires”.  Historias de sobrevivientes de la 2da. Guerra Mundial que habían recalado en el  Río de la Plata. Historias que comenzaban a iluminar los horrores detrás de la cortina de hierro y del régimen soviético, sin que faltaran las que evocaban destinos trágicos, bordados en el tejido de la Mitteleuropa de entreguerras... En blanco y negro se iban escribiendo  –para mí– fragmentos de la modernidad que declinaba.

 

Esos caminos que habían conducido a tanta gente  –a mis propios abuelos o a sus padres– a Buenos Aires dibujaban para mí una Rosa de los Vientos (¡gracias Francisco Itriago!) (3) invertida, según el rumbo que armaban las lecturas y las ensoñaciones infantiles.   Francia e Inglaterra, Florencia y Viena –aún no sabía de Freud pero sí de los Habsburgo–  Napoleón … y Juana de Arco.

 

Una pasión por la historia y los linajes; por los destinos individuales marcados por los acontecimientos del mundo. Recuerdo el día que me hice la pregunta ¿cómo es que eso pasa? ¿es posible no ser tocado? Preguntas dirigidas –sin saberlo–   a interrogar el carácter mismo –inevitable o no– del propio destino, con el trasfondo de una angustia que apenas se asomaba entre las medias luces de la infancia. Preguntas que quedaron flotando con los restos que poblaron el litoral de los sueños adolescentes y sus desamores, hasta que los equilibrios políticos precarios abrieron un nuevo ciclo en la Argentina de los 60. Y un avión me trajo hacia el Caribe. Hasta entonces poco más que una referencia –la  de la Sinfonía en Gris Mayor  de Rubén Darío–, el Caribe,  caliente y dorado, con su atmósfera de tabaco y  ron, parecía querer borrar el “viejo, lejano, brumoso país”: la Europa del Ideal.

 

Una conversación sostenida, antes de partir con un amigo poeta, había dejado una marca significante: “…los que se van, no son ni de allá ni de aquí ”, instalándome – desde entonces – en un borde cuyo recorrido ha marcado mi vida.  ¿Inmigrante en el país natal, extranjera en el de adopción?

 

Sólo la experiencia analítica ha dado lugar a que empezara a producirse  una respuesta: de allá “y” de aquí;   anunciando, con el cambio de las  conjunciones, algo que va más allá del régimen gramatical.  Asomándome a “un modo de saber estar allí donde no soy, [… y] de saber ser allí donde no estoy.” (4)

 

Para lo cual las piernas siguen siendo fundamentales…

Notas y Referencias bibliográficas

 

1. Lacan, J., “El mito individual del neurótico”. En: Intervenciones y Textos, Buenos Aires,  Manantial, 1985. Se alude a lo que indica el texto citado: “… la constelación original que presidió el nacimiento del sujeto, su destino y diría casi su prehistoria, a saber, las relaciones familiares fundamentales  que estructuraron la relación de sus padres,…” y que está formada “…en la tradición familiar por el relato de cierto número de rasgos que especifican la unión de los padres.” pp. 42-43.

2. El Hogar, revista semanal fundada en 1904,  alcanzó dimensión internacional y contribuyó a la difusión de la literatura argentina. Borges colaboró en ella entre 1935 y 1958.

3. Ver: F. Itriago, Palabras sobre el diseño del logo de FRONTERRA, en el #1 de este Boletín.

4. M.Bassols, “La lógica del extranjero”. Hacia el Foro de Roma.

https://zadigespana.wordpress.com/2018/02/20/hacia-el-foro-de-roma-la-logica-del-extranjero/

Un arreglo singular; no solitario

Hablar de migración implica referirse a cambios, pasados, por venir, pero cambios al fin.  El llamado a trabajar sobre este tema, en nuestras V Jornadas, pone como eje la pregunta por las circunstancias que hacen posible vivir en Venezuela actualmente, tema más que repetido en todos nuestros espacios sociales, pero, sobre todo, nos deja frente a un escenario que puede llegar a ser más fructífero y en el que deseo poner atención: ¿De qué se trata el arreglo de un parlêtre en esta situación contingente? 

Un arreglo puede ocurrir porque hubo un desarreglo, no se intenta reparar lo que ya “funciona”. Es así como las maniobras de “compostura” se inician luego de un encuentro contingente, con aquello que estuvo por fuera de la solución sintomática que lo ha acompañado durante tanto tiempo.  Se trata de un encuentro “con un pedazo de nosotros del que preferimos no saber nada” (1), con lo real en juego que no cesa de no escribirse.

por Ramón Ochoa

Un arreglo posible, Alejandra Urdaneta

Tomaré el trabajo freudiano del duelo, como una aproximación. “El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.” (2) Es en esa reacción que se juega el momento de intentar comprender y concluir en un saber hacer con el dolor que implica la cercanía con la falta-en-ser y su singularidad.

El trabajo opera a partir del “examen de realidad” que lleva al sujeto a percatarse de la ausencia del objeto amado, es cuando el yo inicia el retiro de la “libido” que se enlazaba a él.  La dificultad se hace presente cuando el sujeto se opone a fatal destino. “Universalmente se observa que el hombre no abandona de buen grado una posición libidinal, ni aun cuando su sustituto ya asoma” (3). Es así que, por un lado, tendríamos al sujeto que intenta apegarse a la realidad y cumplir “lógicamente” con la aceptación de su pérdida; mientras que, por otro lado, insiste en preservar el lugar donde ha habitado la libido, oponiéndose a renunciar al amor que le tiene al objeto que se fue. Semejante problema para iniciar un arreglo.

Esta oposición se puede intensificar al punto de producir un alejamiento de la realidad y perpetuar imaginariamente su relación con ese objeto perdido, es el camino de una melancolía.  Pero el recorrido del duelo opta por sortear el obstáculo, apostando por alcanzar la desinhibición y libertad del yo del yugo del llamado amor, por supuesto con un gran “gasto de tiempo y de energía” (4), así como con mucho dolor.

El proceso de duelo, aunque parezca muy aislado, al final, lo que busca es sostener los lazos con el Otro, permitiendo introducir que la “ruptura” no tiene que ser algo “definitivo”. Entramos así en el terreno de la singularidad de los arreglos, que pone en juego lo que hará un parlêtre con su goce, porque si bien el objeto se puede perder, el goce sigue existiendo por el hecho de tener un cuerpo, uno vivo.  

En este juego de lógicas opuestas, puede prevalecer la urgencia de un parlêtre a precipitarse en soluciones acting que lo dejen solo en su deriva por lo extranjero.  El acto analítico, orientado por estas señales, retoma los cabos sueltos de dichas rupturas, como vía para encontrar una nueva solución que pueda reconocer algo de su propia extranjería.  Es una forma de propiciar el encuentro con una nueva lógica, donde el No-todo sea una posibilidad de búsqueda de un nuevo lazo.

Es en la singularidad del lazo que se articula un posible arreglo, quién sabe, quizá, en la apuesta que un parlêtre decida hacer, se encuentre con la afortunada sorpresa de una nueva forma de amar lo extranjero que lo habita y lo vincule a otros, porque si bien los arreglos son singulares, no tienen que ser solitarios.

 

Referencias bibliográficas

1.Menghi, Céline.2018. [En línea]. Sujeto, exilio, raza.

Disponible en https://zadigespana.wordpress.com/2018/03/04/sujeto-exilio-raza/

2. Freud, Sigmund. Duelo y melancolía. Obras Completas, Tomo XIV. Amorrortu, Buenos Aires, 1993, p. 241.

3. Ibíd., p.242.

4. Ibíd., p.243.

Arreglos y desarreglos singulares. El tiempo en la alienación y la separación, en la migración
por Betty Abadí

Cada experiencia migratoria implica un encuentro particular que tiene que ver con las condiciones de vida de cada sujeto, “ser un inmigrante es el estatuto mismo del sujeto en psicoanálisis,…. El sujeto definido por su lugar en el Otro es un inmigrante.” (1)

Podemos decir entonces que todo sujeto del inconsciente está determinado por la marca que recibió del Otro, dándole esto una referencia a sus  lugares o pertenencias de donde proviene.

Composición con equipaje, Cristobal Tora

La migración confronta una pérdida que estaría dada por la separación del sujeto con el Otro, similar a lo que vemos en la lógica de la alienación y la separación, marcada por Lacan en el seminario XI (2); la operación de la alienación como aquella en la que el sujeto acepta ser representado por el Otro de la familia, de la cultura, del lenguaje, teniendo como consecuencia una pérdida del ser del sujeto. La operación de la separación estaría dada por el reconocimiento del sujeto como ser deseante, es decir, un sujeto con falta. Esta operación, que es constitutiva del sujeto y que produce la pérdida del objeto y la construcción del objeto perdido, puede verse como un símil de la operación de migración en la que el sujeto se viene a colocar como extranjero de aquello que lo constituyó en su falta en ser. Para ello, hay que captar la modulación del tiempo, un instante de ver, un tiempo para comprender y un momento de concluir que implica el acto. (3)

 

Referencias bibliográficas

 

1.Miller, Jacques-Alain. Racismo. Capítulo III. Extimidad. Paidós, Buenos Aires, 2010, p. 211.

2. Lacan, Jacques. El sujeto y el Otro: La alienación. Seminario 11. Paidós, Buenos Aires, 2003.

3. Lacan, Jacques. El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Escritos I. Siglo veintiuno, Buenos Aires, 2008, p. 187.

Las marcas de la migración – Te vas – Gaélica

                                                            por Gustavo Zapata

Gaélica es una banda venezolana que fusiona aires celtas con pop y folclor venezolano que, como muchas de las bandas venezolanas de la última década (característicamente Vida Boheme, Desorden Público y ViniloVersus, entre las más notables), han comprometido su trabajo en contribuir a la elaboración de nuestra tribulación como país, por la emigración forzada de miles de venezolanos que escapan de la deriva totalitaria que nos asola, tocando especialmente el tema del duelo, las separaciones forzadas y los desgarros de las despedidas. Gaélica es la única banda con esta influencia celta en Venezuela, y es en sí misma, una muestra viviente de los efectos de la emigración.

Utilizan instrumentos que delatan su inspiración, la gaita gallega, flautas, tambores celtas, combinados con guitarras, cuatros, mandolina y percusión nativa. Es decir, combina las marcas de la migración gallega, legado de sus padres y abuelos llegados a estas tierras huyendo de la devastación que vivió España durante la primera mitad del siglo XX, con los instrumentos y tradiciones que son marcas del arraigo del país en el que nacieron y han vivido hasta ahora. El sutil trabajo del video recoge escenas de la vida cotidiana de emigrantes venezolanos, en movimiento por calles de diez diferentes ciudades del mundo, portando las marcas de su arraigo trocadas en marcas de su emigración, combinadas con una lírica que pone de relieve ese proceso subjetivo de la asunción de la salida forzada como un reacomodo libidinal inevitable, no exento de tristezas y añoranzas, pero también preñado de esperanzas, al mismo tiempo que sitúa muy bien el sentimiento del que se queda, una agridulce alegría por el que se va, porque se va. Y al final recoge en la frase rotunda de Jorge Luis Borges “los lugares se llevan, los lugares están en uno”, el sentido paradójico plasmado gráficamente en la imagen del cartel de nuestra Jornada, y que apunta al sinsentido del exilio forzado, haciendo juego con este hermoso poema de Gabriela Rosas:

 

Ausentes

 

Uno extraña al que se ha ido

por el gusto de sentirse en algún sueño

en alguna gota de agua

que se quedó en los labios

 

Cada despedida es para siempre

una posibilidad

 

Uno extraña al que se ha ido

para vivirlo de cerca

Intentar la sonrisa

el verbo incendiario

y el limón que se usó para encontrarnos

 

Uno extraña al que se ha ido

porque realmente se extraña uno

para recordarse uno.

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